De vuelta al quirófano

Si me sigues en rrss habrás visto que recientemente he tenido que volver a pasar por el quirófano, y además más concretamente en el mismo hospital.

Pero en esta ocasión la operación que me han realizado a sido más larga e importante que la vez anterior aunque por el mismo problema agravado por el tiempo.

Hallux Valgus

Si eres un/a nuevo/a lector/a quizás no sabrás que significa Hallux Valgus, es el nombre médico que recibe el llamado de forma común juanete, una malformación en forma de protuberancia que adopta la primera falange del dedo pulgar del pie haciendo que caminar se convierta en una verdadera pesadilla por ser bastante doloroso, además de estéticamente bastante feo.

Sus causas pueden ser:

  1. Hereditarias
  2. Fisiológicas (que tu pie sea de una determinada forma que los produzca si no lo tratas)
  3. Por el uso de un calzado inadecuado como pueden ser: tacones, zapatos rígidos, estrechos, terminados en punta o cuadrados…etc.

En mi caso es mezcla de ambas porque desde mi abuela hay juanetes en mi familia, tanto en hombres como en mujeres, y me cogió la moda del zapato de punta.

Yo creo que no me escapaba de padecerlos.

¿Cuando me operé el otro pie? ¿Y qué diferencias hay entre la otra operación y esta?

El pie izquierdo me lo operaron en 2018 pero hasta pasados unos seis meses o un año el cirujano no me aconsejaba operar el siguiente (el pie derecho) pero llegó el Covid y ya sabéis cómo quedó la sanidad de colapsada por lo que dejé el tema parado.

El problema llegó cuando aún teniendo un pie en perfecto estado el otro iba cada vez a peor, produciendo dolores constantes que me impedían muchas tareas sencillas y diarias.

El pie derecho ya no tenía lo mismo que el izquierdo, ya que este juanete era enorme después de tanto tiempo sin intervenir.

En la primera cita que tuve con la traumatologa en marzo casi lloro (ya ni tan siquiera me tocó el doctor de la vez anterior) porque me comentó que esta vez la desviación del hueso era tal que no podía hacerse una operación percutánea, sino abierta y que necesitaría unos tornillos para fijar los huesos tras su disección.

Algo que me dejó super desconcertada la verdad, pero que tuve que asumir dado el estado en el que se encontraba mi pie.

La intervención

Y así de un día para otro… no, no es real ya sabéis que la sanidad sigue en stand by, después de muchos meses llegó el día de la operación. El lunes 18 de septiembre.

Me citaron super pronto, a las 8 de la mañana concretamente y tras una noche sin comer ni beber absolutamente nada allí estaba yo, más nerviosa que la primera vez y preocupada por si me harían quitarme el piercing de la nariz o no.

Y obviamente fué que sí.

Fueron casi tres horas de operación y casualmente tres también los tornillos que me pusieron.

En un primer momento la intervención era despierta con anestesia epidural ( aún recuerdo las conversaciones con las enfermeras, y la preparación de la vía, electro y cosas así), y luego ya adormilada (esto da para otro post porque me pongo nerviosa y quiero mirar que me hacen, por lo que me acaban durmiendo siempre).

Al salir de quirófano, lo primero que recuerdo de la sala de despertar es preguntar si me podía mirar el pie (obviamente me dejaron pero estaba super vendado y no vi nada, pero aún tenía el pie que era mi mayor miedo) y si se me había cerrado el piercing.

Ya sabéis entonces qué fue lo primero que me puse al llegar a la habitación donde estuve algunas horas hasta eliminar la anestesia, tomar algo y levantarme sin mareos para poder irme a casa.

Efectivamente, ponerme mi arito de la nariz.

Y tras lograr hacer todo eso me calcé el zapato postquirúrgico y a casa.

Como veis es una operación ambulatoria en la que al cabo de unas horas ya te puedes desplazar a tu domicilio, eso si, a hacer reposo porque no puedes prácticamente apoyar el pie intervenido.

El postoperatorio

Después de lo rápido que pasa la operación, el postoperatorio se hace eterno.

Han sido dos semanas para quitar puntos, y más de dos meses usando el zapato postquirúrgico (aún lo llevo mientras escribo esto) porque hasta el día 29 de noviembre no me vuelve a ver la traumatologa.

Por lo que no he tenido vida más allá de mi casa y de la casa de campo desde entonces ya que no puedo caminar normalmente con este zapato, y menos aún viviendo en un pueblo con cuestas y desniveles en cada calle.

Sí, estoy harta, pero es lo que toca si quiero tener una recuperación total y satisfactoria como la vez anterior, y teniendo en cuenta que esta operación ha sido más agresiva sabía que esto sería también más largo.

La verdad es que viendo como ha bajado la inflamación, que la cicatriz se ha eliminado casi por completo y los dolores punzantes casi han desaparecido sé que está valiendo la pena aguantar un poco más mis ganas de ponerme un calzado normal y salir por ejemplo a tomarme una cerveza … así que seguiré aguantando hasta que me lo indique la doctora.

Os dejo una imagen de la curación, espero que no seáis aprensivos porque aquí ya no había ni sangre, ni edemas, ni nada, solo cicatriz.

Teniendo en cuenta que aún me queda recuperación yo lo veo estupendamente, y no solo a nivel estético, es el placer de poder volver a andar sin dolor.

Gracias por comentar y compartir

~*Lulyla*~

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